A sacerdotes y creyentes de todas las diócesis católicas
Pueblo mío: ¡Salid de Babilonia! (Ap 18, 4)
Algunas personas predicen que la existencia del
Patriarcado católico bizantino se convierte hoy en día en un modelo de la
descentralización de la Iglesia Católica. Hablan de la formación de
patriarcados católicos semejantes a los de la Iglesia ortodoxa: el Patriarcado
búlgaro, el Patriarcado serbio, el Patriarcado rumano, el Patriarcado de
Constantinopla, el Patriarcado de Jerusalén… En esta situación de emergencia,
virtualmente toda nación puede establecer su propio patriarcado y separarse de
la centralización del Vaticano apóstata. El Vaticano ha cesado de cumplir
su tarea de proteger la pureza de la fe y de la moral. Incluso conduce a las
naciones católicas individuales al suicidio físico a través de las herejías
contemporáneas y el espíritu del neopaganismo. La globalización de la ideología
de género homosexual promovida por el tratado de Lisboa destruye todos los
valores morales y al cristianismo. El actual sistema de justicia juvenil impone
la más cruel tiranía sobre los niños mediante la desmoralización y la
satanización. Estos son crímenes contra la humanidad. La homosexualidad y la
justicia juvenil conducen al autogenocidio de Europa y de las naciones
cristianas. La jerarquía apóstata crea las condiciones favorables para estos
crímenes y los aprueba de facto por
su silencio y sus frases evasivas.
Por todo esto el 5 de abril de 2011 se conformó el
Patriarcado católico bizantino. Su principal objetivo es proteger la doctrina
ortodoxa contra las herejías y el sincretismo contemporáneos. El Patriarcado
anunció su conformación al papa. Sin embargo, el 1 de mayo del 2011 el papa
beatificó a Juan Pablo II, por lo cual confirmó oficialmente —“ex cathedra”— el sincretismo herético en
relación con el espíritu de Asís. Así atrajo sobre sí una maldición —anatema—
(Gal 1, 8-9). Ese mismo día el Patriarcado católico bizantino se separó del
Vaticano apóstata. El mismo día el Patriarcado publicó también un anatema sobre
Benedicto XVI. A menos que el Vaticano
apóstata se separe él mismo de las herejías y del espíritu de Asís, las
naciones católicas individuales deben separarse de él. Este paso histórico es
necesario para la preservación de la fe salvadora y de la tradición católica
ortodoxa. Hoy, la descentralización es consecuencia necesaria de la apostasía
del Vaticano.
El Patriarcado católico bizantino apela por medio de la
presente al Vaticano a seguir pasos concretos de arrepentimiento. Debe cancelar
la beatificación de Juan Pablo II y condenar las herejías de la teología
histórico-crítica y el sincretismo de Asís. Si el Vaticano no toma estas medidas elementales para la Pascua (31 de
marzo), no solo Benedicto XVI sino también Francisco continuará bajo el anatema
—maldición— de Dios según Gal 1, 8 – 9.
Que cada nación, pues, encuentre un grupo de sacerdotes y
fieles valientes que, para la preservación de la fe salvadora, haga un llamado público al obispo local
para que se separe del Vaticano apóstata y al mismo tiempo renuncie a las
herejías contemporáneas y al espíritu de Asís (ver la fórmula de la confesión).
Permítanle esperar siete días. Si el
obispo conserva un silencio hipócrita, entonces, según Gal 1, 8 – 9, él
permanece bajo el anatema de Dios. Si los fieles y los sacerdotes quieren
salvarse, deben separarse de él como de un hereje y de un apóstata. La caída jerarquía
vaticana, con sus dicasterios y sus obispos apóstatas, no dirigen ya al mundo
católico en pos de Cristo sino del anticristo, no en el camino al cielo sino en
el amplio que conduce al infierno.
Las excomuniones decretadas por los apóstatas son
inválidas y su solo propósito amedrentar a las personas no informadas.
El Apóstol Pedro urgía a los fieles el día de
Pentecostés: “¡Sálvense de esta generación
perversa!” (Hechos 2, 40). Eso significa: “de la jerarquía que crucificó a
Cristo y lo crucifica hoy”.
El profeta llama: “¡Salid
de Babilonia, vosotros, pueblo de Dios!”
+ Elijah
Patriarca del
Patriarcado Católico Bizantino
+ Methodius OSBMr + Timothy OSBMr
Obispos secretarios
Liev (Ucrania), 21 de
marzo de 2013
Copias a:
Secretaría de Estado del Vaticano
Conferencias Episcopales de los
Estados individuales
Presidentes de las naciones
Medios de comunicación
Fórmula de la confesión de fe:
1) ¿Cree que el Señor Jesucristo murió en la cruz
por nosotros, lo que significa incluso por usted y sus pecados? ¿Cree que al
tercer día resucitó histórica y realmente?
Respuesta: Sí, creo.
2) ¿Creo que solo hay salvación en Jesucristo?
Respuesta: Sí, creo.
3) ¿Renuncia a la teología histórica-crítica y al
espíritu de ateísmo que está tras ella?
Respuesta: Sí, renuncio.
4) ¿Renuncia al espíritu de Nostra aetate y también al así llamado espíritu de Asís (el
espíritu del Anticristo)?
Respuesta: Sí, renuncio.
5) ¿Renuncia al espíritu de la ideología de género y
a la justicia juvenil relaciona con ella?
Respuesta: Sí, renuncio.
¿Considera pecaminosa la visión homosexual y como
abominación y pecado mortal la actividad homosexual?
Respuesta: Sí, así las considero.
6) ¿Renuncia a Satanás y a los demonios, especialmente
a aquellos que trabajan hoy a través de medios encubiertos como la magia, la
adivinación y el espiritualismo (la homeopatía, la acupuntura, la hipnosis, la
adivinación por péndulo…), y al espíritu de la Nueva Era?
Respuesta: Sí, renuncio.
7) ¿Renuncia al espíritu relacionado con los masones,
el club Rotario, el Club de Leones y cualquier forma de cooperación con ellos?
Respuesta: Sí, renuncio.
Firma _____________________ Fecha ______________ 2013
A.D.
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